Un cartel de señalización de las Urgencias en el Hospital del Mar, en Barcelona

El sector sanitario en Catalunya ha experimentado cambios significativos en los últimos 18 años, particularmente en la distribución del gasto sanitario. Según los últimos datos disponibles, el gasto de las familias y determinadas instituciones en sanidad privada ha aumentado de 3.600 millones de euros hace 18 años a más de 6.000 millones en 2022. En contraste, el gasto en salud pública, que incluye la inversión de la Generalitat, las corporaciones, las mutuas públicas, la Seguridad Social y el Estado, ha crecido en un modesto 30% en el mismo periodo.

Este crecimiento ha sido impulsado en gran medida por la crisis de la COVID-19. Sin la pandemia, el ritmo de crecimiento del gasto en salud pública hubiera sido probablemente menor al 10%. Según el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), a pesar de que el gasto público sanitario sigue siendo mayoritario, el gasto privado ha ganado presencia, pasando del 25,3% en 2009 a un máximo del 31,8% en 2014 y terminando en una cuota del 29% en 2021.

El CTESC, que actúa como órgano consultivo y de asesoramiento al Govern en materias socioeconómicas, laborales y ocupacionales, presentó recientemente un informe sobre el sector sanitario. El informe destaca que el sector salud, que abarca desde servicios sanitarios hasta farmacia, comercio mayorista y minorista, seguros y desarrollo de equipos médicos, contribuye con 20.300 millones de euros de valor añadido bruto (VAB) a la economía catalana. Esto representa el 9% del PIB de la comunidad, situándolo en tercera posición, sólo por detrás del comercio y las actividades inmobiliarias.

En términos de empleo, el sector sanitario cuenta con 370.000 profesionales, lo que supone casi el 11% de la población ocupada de Catalunya. Según Salvador Guillermo Viñeta, consejero del CTESC y ponente del informe, el sector sanitario es un sector potente, capaz de producir y aprovechar la I+D y la innovación. Sin embargo, también plantea varias alertas.

Una de las preocupaciones es la disminución de la inversión de la Generalitat en I+D+i a lo largo de los años, que actualmente no llega ni al 25% del total. Además, el gasto público en salud ha ido perdiendo peso a favor de la inversión de las familias en clínicas privadas o en planes de seguros. Cuando se compara este gasto público con la dimensión de la economía, se obtienen proporciones bastante menores a las de España y la Unión Europea, que invierten un 9,2% y un 8,6% del PIB, respectivamente, en salud.

Según el CTESC, Catalunya tendría que destinar 2.000 millones de euros más en sanidad para equilibrar esta situación. En 2022, la Generalitat presupuestó 10.300 millones de euros para Sanidad, pero el sistema de salud terminó gastando 12.887 millones de euros, lo que indica que necesitó 2.500 millones de euros más de los que dispuso.

El informe del CTESC también presenta una serie de recomendaciones para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento futuro del sector sanitario. Entre ellas se encuentra la creación de una agencia de evaluación independiente, el fomento de la financiación en función del valor y de los resultados, la aprovechación de los fondos europeos Next Generation y el refuerzo de los roles de determinados profesionales, como las enfermeras.

Finalmente, el informe advierte sobre la necesidad de consenso político para asegurar la estabilidad y la calidad del sistema sanitario. Ramon Canal, director del CatSalut, señaló que sería beneficioso que todos los partidos políticos lleguen a consensos a través del Pacto Nacional de Salud o de cualquier otro pacto, para que la sanidad esté bien blindada.

Por Daniel