El crecimiento dinámico del sector acuícola catalán ha marcado un hito en el año 2023, con un impresionante aumento del 20% en su producción. Este incremento ha hecho que el sector alcance los 70 millones de euros y las 10.000 toneladas de producción. Con 185 instalaciones marinas y 10 en aguas continentales, la mayoría de ellas ubicadas en el Delta del Ebro, el sector acuícola catalán está experimentando una transformación significativa.
Según el director general de Política Marina i Pesca Sostenible, Sergi Tudela, el sector está experimentando un proceso de modernización para llegar a nuevos mercados y consumidores. Esta modernización es una respuesta a la necesidad de adaptarse a los efectos del cambio climático y a la proliferación de nuevos cultivos que surgen de una industria en expansión.
El sector acuícola catalán, liderado por la producción de atún, mejillón y trucha, está experimentando una transformación profunda en respuesta a los desafíos del cambio climático y la necesidad de adaptarse a la creciente demanda de nuevos cultivos. Uno de los desarrollos más notables es la producción de espirulina y chlorella en aguas continentales, dos cultivos que son emblemáticos de la acuicultura restaurativa.
La acuicultura restaurativa no solo ofrece nuevos alimentos, sino que también juega un papel crucial en la recuperación de los ecosistemas. En Cataluña, este enfoque está ganando popularidad, y está ayudando a impulsar la expansión de la industria acuícola.
Para avanzar en este proceso de modernización y adaptación, se ha constituido la Mesa de Acuicultura Sostenible, que incluye a productores, investigadores y administración. Según Itziar Segarra, subdirectora general de Pesca, el objetivo es aplicar la innovación en toda la cadena de valor, desde la producción, el envasado y la logística.
El sector acuícola catalán también está luchando contra la reducción del consumo de productos pesqueros, que ha caído un 36% en 10 años. Para combatir esto, la Mesa de Acuicultura Sostenible está trabajando en la promoción del producto local, la calidad, la reducción de los residuos, el bienestar animal y el fomento de la acuicultura restaurativa.
Un ejemplo destacado de esta nueva dirección es la iniciativa de la empresa Algabrava, que propone combinar el cultivo del mejillón con el alga. Esta combinación permite aprovechar los residuos que desprende el bivalvo, creando un sistema de producción más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Otra iniciativa pionera es la colaboración entre productores de Girona y los del Delta del Ebro. Esta colaboración ha permitido diversificar la producción, asegurando la supervivencia de las crías de mejillón en las aguas más frías de Roses y luego engordándolas en el Delta.
Esta colaboración ha llevado al éxito de un proyecto piloto, y actualmente se está desarrollando la estructura para implementar este proyecto a nivel industrial. Según Álvaro Acero, presidente de Fepromodel, esta iniciativa permite obtener un producto de kilómetro 0, reduciendo la huella de carbono y promoviendo la sostenibilidad.
En resumen, el sector acuícola catalán está experimentando un crecimiento significativo y un proceso de modernización, impulsado por la necesidad de adaptarse al cambio climático y a la demanda de nuevos cultivos. Con la ayuda de la innovación y la colaboración, el sector está trabajando para aumentar la producción de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.