El juzgado escaparate abierto hace un mes que no tiene calabozos, ni sala de vistas ni intimidad

La pequeña localidad de Illescas en la provincia de Toledo, España, está experimentando un crecimiento constante en cuanto a la cantidad de procedimientos judiciales que se tramitan en sus juzgados. Este municipio, que se encuentra en la conflictiva comarca de La Sagra y linda con la Comunidad de Madrid, ha visto la apertura de un nuevo juzgado a cargo del Ministerio de Justicia, ubicado en un edificio que antes era una sucursal bancaria.

Resulta irónico que la imagen exterior del edificio no refleje en absoluto su propósito actual. Desde la calle, los transeúntes pueden ver sin dificultad todo lo que sucede en el interior del juzgado, gracias a los dos grandes ventanales que actúan como escaparates. La falta de cortinas, estores o vinilos pegados en los cristales da lugar a una ausencia total de intimidad para los funcionarios y usuarios de este juzgado. Tanto es así que algunos residentes locales, aún desconcertados por el cambio de uso del edificio, entran preguntando si pueden retirar dinero, creyendo que aún es un banco.

La señalización externa de este juzgado es apenas un folio pegado con cinta adhesiva en la puerta, que indica “Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8”. Sin embargo, el hecho de que este edificio sea ahora un juzgado no significa que esté completamente equipado para tal fin. No hay calabozos ni sala de vistas, y el sótano, que alguna vez albergó la caja fuerte del banco, ahora presenta humedades y no puede utilizarse como archivo. De hecho, algunos se refieren a él como un «juzgado de atrezo», debido a su falta de funcionalidad.

El juzgado tampoco cuenta con un espacio donde un vehículo policial con detenidos pueda aparcar en la calle, que está llena de pivotes para evitar que los automóviles ocupen las aceras. A pesar de que el edificio se ha utilizado como juzgado desde el 1 de abril, su primera guardia no pudo comenzar hasta el 3 de abril debido a la falta de funcionarios y de un juez asignado. Ahora, el juzgado se prepara para su estreno en el servicio de guardia el 23 de mayo, siempre que no surjan contratiempos de última hora.

El hecho de tener que compartir las instalaciones con otros juzgados con calabozos y salas de vistas implica que la comitiva judicial debe moverse constantemente por la calle. Este panorama siniestro y caótico no es nada nuevo en Illescas, donde la dispersión de sus juzgados, la falta de espacio y el deterioro agravado de algunos inmuebles son tres de los problemas más importantes y endémicos.

Actualmente, se está redactando un proyecto para construir una especie de palacio de Justicia en el polígono Boadilla de Arriba, con la intención de reunir todos los juzgados en un solo lugar. Sin embargo, los funcionarios no son particularmente optimistas con respecto a la fecha de finalización de este proyecto. Uno de ellos opina que, basándose en su experiencia en Illescas, el proyecto no estará terminado antes de cinco años.

En resumen, la situación de los juzgados en Illescas es complicada y presenta numerosos desafíos. Mientras tanto, el funcionamiento del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8 sigue adelante, a pesar de las dificultades y limitaciones de su peculiar ubicación.