El Gobierno de Pedro Sánchez atribuye la erosión de las playas de Málaga a los chiringuitos
La erosión de las playas en el litoral de la provincia de Málaga se ha convertido en un tema de debate político a raíz de las afirmaciones del Gobierno de Pedro Sánchez, que sostiene que los chiringuitos son responsables de este problema medioambiental.
En una respuesta parlamentaria dirigida al Grupo Parlamentario Popular en el Senado, el Ejecutivo aseguró que la degradación de los arenales, particularmente en el municipio de Mijas, se ha visto agravada «por la permanencia de establecimientos comerciales de temporada y de infraestructuras municipales que debieron haber sido levantados de la playa al terminar la temporada estival».
Según el Gobierno, los excesos de ocupación de estos establecimientos han producido «una disminución de la superficie útil de la playa para el disfrute de la ciudadanía» y han causado «daños a la propia playa al interrumpir la dinámica litoral y aumentar exponencialmente los efectos erosivos de los temporales».
La Junta de Andalucía también es señalada por la erosión de las playas
Además de señalar a los empresarios de chiringuitos, el Ejecutivo también culpa a la Junta de Andalucía de la erosión de las playas. Según el Gobierno, «La responsabilidad de corregir estas infracciones recae en la Administración autonómica andaluza, encargada de la gestión del dominio público marítimo-terrestre según el Real Decreto 62/2011»,
El Gobierno también sugiere la posibilidad de reubicar la arena desde zonas de acumulación para mitigar los efectos de la erosión. Esta medida, que podría ser clave para la conservación de las playas, también podría tener implicaciones para la actividad económica en la zona, ya que los chiringuitos son una fuente importante de empleo e ingresos.
El PP de Málaga criticó duramente esta postura del Gobierno. La presidenta provincial de la formación, Patricia Navarro, acusó al Ejecutivo de «quitarse la careta y mostrar a las claras que es enemigo de los chiringuitos».
En un encuentro con representantes del sector pesquero en Vélez-Málaga, Navarro destacó que el Gobierno, en lugar de asumir sus responsabilidades, culpa a los chiringuitos de la erosión costera. «El PSOE tendrá que explicarnos si eso es lo que Teresa Ribera pretende llevar a Europa: el ataque a nuestros empresarios de playa», ha declarado en referencia a la ministra de Transición Ecológica.
Para el PP, el Ministerio «demoniza a los chiringuitos», acusándolos de deteriorar las playas sin ofrecer soluciones alternativas a los problemas de regresión costera. El Gobierno, según Navarro, recurre a «explicaciones absurdas y disparatadas» que afectan a un sector clave para el empleo y la riqueza de la provincia.
En clave electoral, Navarro tildó al Ejecutivo de Sánchez y al propio Partido Socialista de «antimalagueños» y defendió la necesidad de eurodiputados que protejan los intereses de los chiringuitos y del litoral malagueño, frente a quienes quieren «renaturalizar las playas» y «volver a los pedregales».
El debate sobre la erosión de las playas y el papel de los chiringuitos en este problema es un reflejo de las tensiones entre la necesidad de proteger el medio ambiente y la importancia de mantener la actividad económica y el empleo en la provincia de Málaga.