Antony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos, mantuvo un silencio total sobre la reciente operación llevada a cabo por Israel en Irán. Este episodio, en el que se ve inmerso el gigante americano, forma parte de las crecientes tensiones en el Oriente Próximo.
Desde Italia, donde participó en una reunión con los ministros de Exteriores del G-7, Blinken se negó a ofrecer cualquier tipo de información sobre la operación israelí. «No voy a hablar de ello excepto para decir que EE.UU. no ha estado implicado en ninguna operación ofensiva», afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense.
Lo sorprendente de estas declaraciones es que Antony Blinken ni siquiera afirmó que EE.UU. hubiera confirmado la existencia del ataque, a pesar de que numerosas fuentes anónimas del Pentágono y de otras agencias gubernamentales ya lo habían hecho a la prensa estadounidense. Solo insistió, una y otra vez, ante las preguntas de los periodistas que EE.UU. no había participado en el ataque.
Esta postura viene a confirmar las advertencias que el presidente de EE.UU., Joe Biden, ya hizo al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, tras la operación iraní del pasado fin de semana que apenas provocó daños en territorio israelí.
Las declaraciones del secretario de Estado estadounidense contrastan con las de su homólogo italiano, Antonio Tajani, quien dijo a la prensa que EE.UU. había sido informado por Israel sobre el ataque «en el último minuto».
Estas crecientes tensiones con Irán solo parecen fortalecer el apoyo de EE.UU. hacia Israel. Según informa ‘The Wall Street Journal’, se está considerando una venta de armamento de mil millones de dólares a su socio en Oriente Próximo. De llegar a concretarse, sería la mayor desde el inicio de la guerra en Gaza.
Este hecho, sin duda, pone de manifiesto la delicada situación que se vive en el Oriente Próximo, donde las tensiones entre los diferentes actores de la región parecen crecer día a día. En este escenario, la postura de Estados Unidos y su relación con Israel e Irán resulta clave para entender la evolución de los acontecimientos.
De este modo, la negativa de Antony Blinken a proporcionar información sobre la operación israelí y la posible venta de armamento a Israel por parte de EE.UU. son dos hechos que, sin lugar a dudas, marcarán el rumbo de los acontecimientos en el Oriente Próximo.
Este episodio evidencia la compleja dinámica de poder que existe en la región y la importancia de las decisiones que toman los distintos actores implicados. Las acciones de Israel, Irán y Estados Unidos, así como las relaciones entre ellos, serán determinantes en el devenir de los acontecimientos en esta zona tan conflictiva del planeta.
En este sentido, la postura de Antony Blinken y la del gobierno de Estados Unidos en general, no solo en relación con este ataque, sino con su política en Oriente Próximo, seguirá siendo objeto de análisis y escrutinio en el futuro próximo.