El ‘plástico de cebada’: Una solución innovadora al problema global de la contaminación plástica
La contaminación plástica supone uno de los mayores desafíos medioambientales a los que se enfrenta nuestro planeta en la actualidad. Se estima que cada año, alrededor de ocho millones de toneladas de plástico llegan a nuestros océanos, creando lo que se conoce como ‘superislas’ de residuos plásticos. La más grande de estas superislas, ubicada en el Pacífico Norte, podría ocupar una superficie tan vasta como los Estados Unidos. El problema es tan generalizado que los restos de plástico se han encontrado incluso en las regiones polares más remotas y en el interior de los animales y los seres humanos.
El plástico ha sido una parte esencial de nuestras vidas durante los últimos 160 años debido a su durabilidad, maleabilidad y bajo coste. Estas características han hecho que el plástico se encuentre en casi todo lo que nos rodea, desde los envases de los productos que consumimos hasta las prendas de vestir que usamos e incluso en los componentes de los coches y aviones. Sin embargo, estos mismos atributos que hacen del plástico un material tan útil también contribuyen a su persistencia en el medio ambiente y a su impacto negativo en el clima. De hecho, la producción de plástico emite más CO2 que todo el tráfico aéreo combinado.
Una alternativa bioamigable al plástico
En respuesta a esta crisis, los científicos han estado buscando alternativas al plástico que sean duraderas, maleables, pero también amigables con el medio ambiente. Hasta ahora, no se había encontrado ningún material que cumpliera con todas estas características. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Copenhague puede haber hecho un avance significativo.
Los investigadores han desarrollado un nuevo material ‘bioamigable’ hecho de almidón modificado de cebada y fibra de remolacha. Este material innovador es resistente, completamente biodegradable y se convierte en abono en sólo dos meses si termina en la naturaleza. El equipo espera que su invención pueda contribuir a frenar la contaminación plástica y reducir la huella climática de la producción de plásticos.
El nuevo material está fabricado a partir de material vegetal natural, lo que significa que tiene el potencial de ser utilizado en una amplia gama de productos, incluyendo el envasado de alimentos. Según los científicos, este material podría ser una solución para el problema de los residuos plásticos que el reciclaje parece incapaz de resolver.
El problema con los bioplásticos
Actualmente, sólo el 9% del plástico se recicla. El resto se incinera, termina en la naturaleza o se arroja a vertederos. Aunque ya existen bioplásticos, estos materiales no son necesariamente la solución que podríamos esperar. A pesar de estar fabricados con materiales bioderivados, sólo una pequeña parte de los bioplásticos es realmente degradable y, en general, sólo bajo condiciones específicas en plantas de compostaje industrial.
El nuevo material desarrollado por los investigadores es un biocompuesto formado por varias sustancias que se descomponen de forma natural. Sus ingredientes principales, la amilosa y la celulosa, son comunes en el reino vegetal. La amilosa se extrae de cultivos como el maíz, las patatas, el trigo y la cebada, mientras que la celulosa se obtiene de los residuos de la industria azucarera.
Un material duradero y flexible
Para crear este nuevo material, los investigadores combinaron la amilosa y la celulosa para formar cadenas moleculares largas y fuertes. El resultado es un material duradero y flexible que podría utilizarse para envolver productos o hacer bolsas de la compra.
El nuevo biomaterial se produce disolviendo las materias primas en agua y mezclándolas o calentándolas bajo presión. Esto crea pequeños gránulos que luego pueden ser procesados y comprimidos en la forma deseada. Aunque hasta ahora sólo se han producido prototipos en el laboratorio, los investigadores creen que iniciar la producción a gran escala sería relativamente sencillo.
Una solución a largo plazo
El reciclaje eficiente del plástico es complicado y requiere la clasificación correcta de diferentes tipos de materiales plásticos y la eliminación de contaminantes. Además, las personas y los países deben clasificar correctamente su plástico, una tarea que es enormemente difícil de lograr.
En lugar de seguir invirtiendo en el reciclaje de plásticos, los investigadores sugieren que necesitamos repensar el uso de materiales y buscar alternativas que no contaminen el planeta. Ya están colaborando con empresas de envasado danesas para desarrollar prototipos de envases para alimentos y ven muchos otros usos potenciales para el material, como el revestimiento interior de los coches.
Aunque es difícil predecir cuándo estará disponible comercialmente este nuevo bioplástico a base de cebada, los investigadores son optimistas. Creemos que es realista que en un plazo de uno a cinco años se desarrollen diferentes prototipos de envases blandos y duros, como bandejas, botellas y bolsas.
¿Podría este innovador bioplástico a base de cebada ser la solución a largo plazo que necesitamos para abordar la crisis global de la contaminación plástica?