Avión de Iberia.

El papel vital de las inspecciones técnicas en la seguridad de la aviación española

Los aeropuertos españoles están experimentando un ajetreo significativo este verano, evidenciando una vibrante industria de la aviación. Las aerolíneas españolas esperan batir un nuevo récord de pasajeros este año. Sin embargo, garantizar que estos números crecientes de pasajeros lleguen a sus destinos de manera segura requiere una serie de inspecciones técnicas meticulosas, una tarea que combina una variedad de tecnologías y requiere personal altamente cualificado.

El epicentro de esta actividad es la Muñoza de Iberia, un complejo industrial de más de 220.000 metros cuadrados cerca del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Recientemente, abrió sus puertas a los medios de comunicación para celebrar el 85 aniversario de la ruta que conecta València y Madrid, que actualmente es operada por la aerolínea franquiciada Air Nostrum.

El proceso de inspección de la aviación: buscando seguridad en cada vuelo

La mayoría de los aviones que llegan a La Muñoza lo hacen por las visitas de mantenimiento programadas, que se llevan a cabo después de una cierta cantidad de horas, días o número de vuelos. La finalidad de estas visitas es verificar que los aviones sigan cumpliendo con las garantías necesarias de seguridad. En otras ocasiones, los aviones llegan a las instalaciones tras la detección de algún fallo.

El Hangar 6 de La Muñoza, junto con el Hangar 7 de Barcelona, sirve a Iberia para inspeccionar tanto sus aviones como los de otras compañías con las que la aerolínea tiene acuerdos. Con un tamaño equivalente a dos campos de fútbol, tiene capacidad para albergar diez aviones pequeños.

En el Hangar 6 trabajan cerca de 600 personas, la mayoría de las cuales son técnicos de mantenimiento aeronáutico (TMA). Un gran porcentaje de estos técnicos provienen de la Formación Profesional, muchos de ellos del IES Barajas.

Según la compañía, existe un déficit de personal especializado en este ámbito, una tendencia que va en aumento. Este perfil profesional tiene una gran proyección: «Lo que nos impediría crecer en los próximos años sería la mano de obra, nuestro crecimiento lo definirá la mano de obra», señalan sus responsables.

En las cinco cadenas de producción del Hangar 6 y sus talleres hay especialistas en mecánica que dan soporte a todo el hangar, otros técnicos de mantenimiento se dedican a comprobar las estructuras, equipos de materiales compuestos y de pinturas, entre otros. Anualmente, se realizan 10.000 horas por hombre de trabajo en cada cadena.

Una vez revisados sus componentes, se cierra el avión, se realizan pruebas de motor y, finalmente, si todo está bien, se pone en servicio. Además, el Hangar 6 tiene un sistema de control de herramientas para prevenir que alguien se deje alguna en un componente de la aeronave.

Manteniendo los motores: un taller específico para su reparación y mantenimiento

Una de las partes más delicadas y cruciales de un avión es su motor. La Muñoza cuenta con un taller específico para su reparación y mantenimiento, de cerca de 25.000 metros cuadrados. Este espacio reparó 172 motores el año pasado y tiene una capacidad máxima de 200 revisiones al año.

El recorrido del motor por el taller se divide en varias etapas y la permanencia media total depende del modelo. Para reparar cada modelo de motor y trabajar con los diferentes fabricantes, el taller de La Muñoza necesita obtener una certificación que puede tardar años en conseguir.

Finalmente, los motores se ensamblan de nuevo y pasan a probarse en un banco de pruebas para asegurar que se cumplen todos los estándares, por encima incluso del estándar que exige el fabricante. En esta última etapa del proceso, la mayoría de pruebas son satisfactorias y el índice de rechazo es inferior al cinco por ciento. A partir de entonces, los motores están listos para regresar al cielo y llevar a su destino a miles de pasajeros a través de muchas compañías aéreas.

Por Daniel