La noticia más reciente que domina los titulares en Catalunya es la fuerte crítica de los sindicatos más representativos, CCOO y UGT, hacia el fracaso de los presupuestos y el consecuente adelanto electoral decretado por el president del Govern, Pere Aragonès.
Los sindicatos perciben que la falta de consenso entre ERC, PSC y los comuns para alcanzar una mayoría suficiente en la tramitación de las nuevas cuentas públicas es una clara indicación de que «la política está mirando de lejos las necesidades de la gente». Según los sindicatos, la ausencia de las inversiones adicionales incorporadas en el preacuerdo entre el Govern y el PSC, del cual los comuns se han desmarcado, ha condenado al Ejecutivo catalán a una «parálisis» durante gran parte de este año.
Esta crítica es compartida por la patronal Pimec, que lamenta la pérdida de 2443 millones en inversiones y, por ende, la oportunidad de avanzar en proyectos estratégicos y responder a los retos económicos y sociales. La organización más representativa entre las pymes enfatiza que «el buen funcionamiento de la actividad económica requiere de la máxima estabilidad institucional».
Camil Ros, el secretario general de UGT de Catalunya, expresó su descontento con la situación actual y afirmó que «Es negativo que no haya presupuestos por algo que no estaba en los presupuestos». Hacía referencia a la negativa de los comuns a pactar las cuentas públicas si el Govern no renunciaba explícitamente al proyecto urbanístico del Hard Rock. Su homólogo de CCOO de Catalunya, Javier Pacheco, advirtió sobre las consecuencias «muy negativas» de no tener nuevos presupuestos y criticó la «borrachera electoral» que resultará en comicios el 12 de mayo para las catalanas, y el 6 de junio para las elecciones al Parlamento europeo.
El fracaso de los nuevos presupuestos implicará que el Govern no podrá actualizar el Indicador de Renda de Suficiència (IRSC) un 4%, tal como había consensuado con los agentes sociales. Los sindicatos también lamentan la falta de inversión que estaba presupuestada para el Pla Nacional per a la Indústria, la hoja de ruta del Govern para aumentar el peso del sector secundario en la economía catalana.
En un tono más crítico, el líder de CCOO sostuvo que «la política está mirando de lejos lo que necesita la gente», y criticó especialmente a la izquierda por ignorar los riesgos que implica el avance de la ultraderecha en otros países. Según él, «La ausencia de presupuestos condena a la Generalitat a la parálisis en un año que hubiera sido de presupuesto récord».
En cuanto al adelanto electoral, los sindicatos expresaron su preocupación por las posibles repercusiones en la gobernabilidad del Estado, donde ERC y Junts estaban sosteniendo, entre otros, al Gobierno de coalición. Reformas que los sindicatos están negociando a nivel estatal, como la reducción de la jornada laboral máxima a 38,5 horas ya este año, se complican luego en su trámite parlamentario con la preeminencia de las lógicas electorales. Sin embargo, a pesar de las preocupaciones, el máximo dirigente de UGT en Catalunya concluyó que «Dicho esto, cuanto antes votemos, mejor».