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La inflación prosigue en escenarios históricamente altos. Vladimir Putin y su homólogo Zelenski con el apoyo de Occidente, no dan señales, o al menos lo disimulan magníficamente, de firmar un desarrollo de paz. Y no pocas son las compañías que han emitido previsiones a la baja en las últimas muestras de desenlaces. No obstante, las bolsas se han valorizado mucho más de un 20% desde los mínimos de octubre, y los bonos han brindado direccionalidad con la renta variable.

Los mercados tienen aún paseo, no obstante, no nos dejemos llevar por la EUFORIA

¿Qué nos señala todo lo mencionado? Los mercados se mueven por esperanzas, y el análisis de los costos nos puede contribuir a comprender exactamente en qué porcentaje estas ahora están descontadas. El año previo hacía hincapié en explotar las caídas para obtener después de los descuentos que se estaban generando. El pavor se había instalado en los mercados. La inflación, la guerra, la recesión, y otros componentes nutrían este sentimiento que causó recortes significativos en unos mercados emborrachados antes de liquidez. Las caídas en los costos descontaban la expectativa de recesión económica que, por ahora, aún no se ha producido.

Nuestro análisis, así como comenté el año previo, no nos señalaba una recesión pronunciada, sino más bien un ajuste del período que corrigiera los excesos que había causado la política ultra-laxa de los bancos centrales. Además, estas rectificaciónes fueron mucho más pronunciadas debido al agravamiento y expectativa de enquistamiento del conflicto armado de Ucrania.

Hasta ahí semeja claro: todo señala que el pavor que se había instalado en los mercados en el ejercicio previo provocó una ocasión de compra. No obstante, a la visión de las últimas subidas prácticamente verticales de los mercados, alguien podría argumentarme si, de todos modos, no nos encontramos frente a la otra cara de la moneda: LA EUFORIA.

Mi contestación no aloja inquietudes: por ahora, pienso que no.

Procuremos transcribir el sentimiento de los mercados de una manera simple y simple de comprender: la volatilidad o índice que mide el pavor y la euforia.

La volatilidad está en torno al 20% en mercados desarrollados de renta variable, porcentaje que nos señala que todavía hay ocasiones. No obstante, debe prestarse atención a la agilidad a la que el mercado sube y el nivel de costos que se consigue. Por otra parte, la volatilidad de la renta fija cotiza todavía sobre su media histórica, aún lejos de los escenarios que indican euforia y complacencia.

Charlar de recesión no funciona con la situación del mercado de trabajo (USA volvió a hacer 443.000 cargos laborales en el mes pasado de enero, con un descenso en la presión inflacionista de los sueldos) y los costos de financiación de las compañías son todavía correctos (y mucho más si se relajan en la segunda una parte del año) para producir inversión y, consecuentemente, riqueza.

Por ende, consideramos que los mercados tienen aún paseo, no obstante, no nos dejemos llevar por la EUFORIA. La búsqueda de ocasiones es una meta fundamental en una inversión, pero asimismo lo es buena diversificación y, más que nada, una aceptable administración del peligro.

Marcos Sánchez Cid

Administrador Financiero Senior en Ursus 3 Capital A.V.

Por Daniel