Una manada de hipopótamos atrapada en el barro en Botswana

El cambio climático está causando estragos en la fauna global. En el corazón de esta crisis se encuentra Botsuana, donde las manadas de hipopótamos, una especie en peligro de extinción, están encontrando cada vez más difícil sobrevivir debido a la sequía que ha secado sus lagunas naturales, atrapándolos en el barro y amenazando sus vidas.

Este fenómeno no es exclusivo de Botsuana. En todo el mundo, los ecosistemas que dependen del agua para sobrevivir están siendo amenazados por la falta de este recurso vital.

En el sur de África, la grave falta de lluvias, exacerbada por el fenómeno meteorológico de El Niño, ha causado estragos en las cosechas y ha dejado a millones de personas al borde del hambre. Varios países de la región han declarado el estado de catástrofe nacional.

La sequía ha sido particularmente dura en el norte de Botsuana, cerca de los vastos humedales del delta del Okavango. La sequía del río Thamalakane ha obligado a las manadas de hipopótamos a moverse en busca de agua, a menudo a las reservas naturales de agua cercanas a la ciudad turística de Maun.

«El sistema fluvial se seca y los animales se encuentran en una situación comprometida«, dice Lesego Moseki, portavoz del Departamento de Vida Silvestre y Parques Nacionales (DWNP) en Gaborone, la capital de Botsuana.

Botsuana alberga una de las mayores poblaciones del mundo de hipopótamos en libertad, estimada entre 2.000 y 4.000 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

«La vegetación ribereña es pobre y el hipopótamo de Ngamiland (distrito noroccidental) depende del agua que fluye por los sistemas del delta del Okavango», añadió Moseki.

Los hipopótamos tienen una piel gruesa pero sensible, por lo que necesitan bañarse con regularidad para evitar quemaduras solares. Sin agua, pueden volverse agresivos y acercarse a las aldeas. Por ello, las autoridades locales piden que los hipopótamos sean reubicados en reservas para evitar conflictos con los humanos.

El Niño es un patrón climático natural que suele asociarse con un aumento del calor en todo el mundo, lo que provoca sequías en algunas partes del mundo y lluvias torrenciales en otras.

La persistente sequía en Botsuana es una vívida ilustración de cómo el cambio climático está afectando a los ecosistemas de todo el mundo. Las consecuencias son cada vez más evidentes y los esfuerzos por mitigar la crisis deben ser una prioridad para todos.

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