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Las grandes petroleras hacen frente común para lanzar la voz de alarma por el fraude milmillonario en la venta de combustibles que se está registrando en España y alertan de la entrada del crimen organizado en el sector a través de empresas piratas que no pagan los impuestos ni las tasas obligatorias y que están rompiendo el mercado por completo con su competencia desleal. Al no pagar impuestos -que representan en torno al 80% del precio de venta final– estas compañías ilícitas pueden ofrecer el carburante a precios más bajos y obtener rentabilidades muy superiores a las que consiguen las compañías con actividad ajustada a la legalidad.

Impacto en el mercado y en la economía

El fraude en el sector de los combustibles no solo afecta a las grandes petroleras, sino que también tiene un impacto significativo en la economía española. Las empresas que operan de manera legal se ven obligadas a competir con estas entidades piratas que pueden ofrecer precios significativamente más bajos, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de muchas compañías. Además, la evasión de impuestos por parte de estas empresas ilícitas representa una pérdida considerable para el fisco, lo que a su vez afecta la capacidad del gobierno para financiar servicios públicos y proyectos de infraestructura.

Este fenómeno ha llamado la atención de las autoridades, quienes están intensificando los esfuerzos para detectar y desmantelar estas redes de fraude. La Agencia Tributaria y las fuerzas de seguridad están trabajando en colaboración con las grandes petroleras para identificar a las empresas que están operando al margen de la ley. Sin embargo, la sofisticación y la organización de estas redes criminales hacen que la tarea no sea sencilla.

El modus operandi de estas empresas piratas incluye la falsificación de documentos y la creación de redes de distribución paralelas que dificultan su rastreo. Además, en muchos casos, cuentan con la complicidad de estaciones de servicio que adquieren el combustible a precios reducidos, aumentando así sus márgenes de beneficio a costa del consumidor final y del erario público.

Las grandes petroleras han exigido al gobierno medidas más contundentes para combatir este fenómeno. Entre las propuestas se incluyen el aumento de las sanciones para los infractores, así como la implementación de tecnologías avanzadas para el seguimiento y control de la distribución de combustibles. También se ha sugerido la creación de un registro nacional de empresas autorizadas a operar en el sector, lo que facilitaría la identificación de aquellas que no cumplen con las normativas vigentes.

La situación es preocupante no solo por el aspecto económico, sino también por las implicaciones en términos de seguridad. La entrada del crimen organizado en el sector de los combustibles puede derivar en un aumento de la violencia y la corrupción, afectando la estabilidad del mercado y la confianza de los consumidores. Además, el uso de carburantes de baja calidad, que no cumplen con las regulaciones medioambientales, puede tener consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud pública.

En este contexto, es crucial que las autoridades, las empresas del sector y los consumidores trabajen de manera conjunta para erradicar este fraude. La colaboración entre los diferentes actores permitirá diseñar estrategias más efectivas y garantizar la transparencia y la legalidad en la venta de combustibles.

Las grandes petroleras también han destacado la importancia de la concienciación del consumidor. Es fundamental que los ciudadanos sean conscientes de los riesgos asociados a la compra de combustibles a precios sospechosamente bajos y opten por adquirir productos en estaciones de servicio que operen dentro de la legalidad. De esta manera, se contribuye a la lucha contra el fraude y se protege la economía y el medio ambiente.

Para más información sobre el impacto económico de la evasión fiscal en España, puede visitar este enlace.