Los toreros también nacen en Suiza

Ismael Martín: Suiza a Salamanca, de Salamanca a Matador

El olor de la arena, el rugido de la multitud, el rugir de la música, y el brillo del sol dorado. Todo esto forma el telón de fondo para una historia que se desarrolla en el centro de la arena de toros. Esta es la historia de un joven llamado Ismael Martín, un chico que nació en Zúrich, Suiza, se crió en Salamanca, España, y se convirtió en matador de toros en Burgos, en una tarde que parece sacada de los sueños de todos aquellos que aspiran a ser toreros.

Y fue una tarde en la que su carrera como torero comenzó con una corrida a modo, ni muy seria ni muy chica. Esto no fue un mero acontecimiento, fue un regalo. La nobleza infinita de los toros y la terciada vista desde delante, convirtieron este evento en un regalo para Ismael, un regalo que no puede ser medido en términos de riqueza o fama, sino en términos de honor y orgullo.

Bañuelos: Criador de los Toros del Frío

El primer toro de la tarde fue uno de Bañuelos, el ganadero local, el criador de los toros del frío. En esta primera corrida de la feria de San Pedro, los toros resultaron ser templados, muy templados. Pero eso no frenó al joven Martín. Lo dio todo, como si quisiera agotar todo su talento y habilidades en una sola tarde. Lució con el capote, manejó las banderillas con facilidad y mostró una entrega total con la muleta en mano. Todo esto, no por una necesidad de demostrar su capacidad, sino por el deseo de proyectar su futuro en el mundo del toreo.

Este joven matador tiene un futuro brillante por delante. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si se le permitirá desarrollarlo. En su sexta corrida, compartió banderillas con su padrino y testigo, y el evento tomó el camino hacia la apoteosis. Aunque el toro se quedó corto y a la defensiva, las ganas de Ismael pudieron más. Anduvo con garbo y mostró un valor admirable, incluso a pesar de una voltereta que añadió emoción al espectáculo. Fue un pinchazo y los descabellos lo que desinfló la emoción del evento. Ismael, el chico que nació en Suiza, acaba de tomar la alternativa.

El Fandi: La Favorita del Público

Además de Ismael, la arena también acogió a El Fandi, un torero que nunca se cansa, ni del público ni del toro. Su primer toro salió embistiendo con una calidad infinita, con el hocico por la arena y de una forma tan lenta que parecía imposible. El Fandi vio esto y de inmediato enseñó su izquierda. Aunque al final no surgió el toreo que las embestidas bendecían, fue capaz de complacer a la mayoría del público. Con el cuarto toro, El Fandi se entendió de una manera que sólo él puede entender. A pesar de algunos tirones de más, logró completar muletazos a derecha e izquierda de buen trazo. El resultado fue una oreja y otra oreja, un premio a su habilidad y entrega.

Por otro lado, Manuel Escribano luchó con el tercer toro, que acabó rajado. Sin embargo, se recuperó con el quinto toro, al que le brindó un brillante tercio de banderillas. A pesar de un pinchazo, Escribano logró llevarse un trofeo por su esfuerzo.

El evento duró casi tres horas. Y aunque hubo muchas alternativas, muchas orejas, muchas banderillas, muchos Bañuelos o buñuelos, y mucha charanga, la justificación para tal duración sigue siendo un misterio. Sin embargo, una cosa es segura: esta fue una tarde que quedará grabada en la memoria de todos los presentes, especialmente en la de Ismael Martín.