El triunfo laborista acaba con 14 años de gobierno 'tory'

Revolución política en el Reino Unido: El Partido Laborista toma las riendas

En un hito histórico que marca el final de una era para el Reino Unido, los votantes han elegido al Partido Laborista para asumir el control del gobierno en las elecciones del jueves, poniendo fin a una dominación conservadora de 14 años. Este cambio político ocurre cuatro años y medio después de que Boris Johnson lograra una victoria aplastante en 2019, que ahora se ha evaporado para su partido.

Esta noticia fue revelada por la única encuesta a pie de urna realizada en el país, la de la BBC, conocida por su alta fiabilidad histórica. Los resultados se hicieron públicos a las diez de la noche, hora local, cuando los centros de votación cerraron.

Un giro histórico en la política británica

Aunque el recuento definitivo de los votos y el número exacto de escaños para cada partido se dará a conocer en las primeras horas del viernes, no hay duda alguna del triunfo arrollador del Partido Laborista. Los datos de la encuesta son desgarradores para los tories, que caerían hasta los 131 diputados del total de 650 de la Cámara de los Comunes, su número más bajo desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, los laboristas ganarían las elecciones generales con una mayoría aplastante de 410 diputados, cuando sólo se necesitan 326 para una mayoría absoluta.

Los otros partidos obtendrían los siguientes escaños: 61 para los Liberal Demócratas, 10 para el Partido Nacionalista Escocés, 13 para Reform UK, que entra por primera vez en Westminster, 4 para Plaid Cymru y 2 para los Verdes.

El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, no tardó en expresar su gratitud a través de las redes sociales. «A todos los que han hecho campaña por el Partido Laborista en estas elecciones, a todos los que votaron por nosotros y confiaron en nuestro renovado Partido Laborista, gracias», escribió Starmer, celebrando con su típica comedida personalidad una victoria que se esperaba y que lo convertirá en el nuevo primer ministro británico el viernes.

La derrota de los conservadores fue pronosticada por las encuestas, pero esto no hace que sea menos dolorosa para un partido que tenía la intención de mantener el poder. El líder de los tories, Rishi Sunak, convocó las elecciones el pasado 22 de mayo con la esperanza de retener el control, pero ahora se enfrenta a la posibilidad de ser la oposición de una mayoría no absoluta.

Sunak, consciente de que estaría abandonando Downing Street, alentó a los votantes conservadores a salir a «detener la supermayoría laborista» en un intento de mitigar las consecuencias de una derrota segura. Así, instó a los electores a reelegirlo como una «fuerte voz local», una petición que nacía del riesgo previsto de perder no sólo la posición de primer ministro, sino su propio escaño.

Mientras Sunak prepara sus maletas para abandonar Downing Street, Starmer espera unas horas frenéticas el viernes. Pasará de su casa, que dejará de serlo esta misma tarde, al Palacio de Buckingham y después a la que será su nueva oficina y también nuevo hogar junto a su esposa y sus dos hijos: el número 10.

A diferencia de otros países, donde pasan días o incluso semanas entre la celebración de las elecciones y el comienzo de las funciones del nuevo gobernante, en el Reino Unido todo ocurre de manera inmediata. En sus primeras horas, el nuevo primer ministro celebrará la victoria, se reunirá con el Rey Carlos III que le encargará la formación de su gobierno, dará su primer discurso delante de la puerta negra del número 10 y recibirá toda la información relevante de su nuevo cargo. Además, comenzará a recibir las llamadas de felicitación de otros líderes mundiales, comenzando por las naciones aliadas como los Estados Unidos.

Los otros ganadores de la jornada fueron los Liberal Demócratas, conocidos como Lib Dems, que repiten como la tercera fuerza parlamentaria aunque con más representantes, y también Nigel Farage, la cara detrás de Reform UK. Farage, conocido como «el arquitecto del Brexit», reivindicó a su partido como el «verdadero cambio político».