Lamine Yamal, Morata y Carvajal celebran el autogol de Calafiori ante la tristeza de Chiesa.

La Eurocopa y la Edad del Autogol: Una Rebelión en el Fútbol

En la reciente edición de la Eurocopa, un fenómeno inesperado ha ocupado el centro del escenario. No se trata de la brillantez de Lamine Yamal, Arda Güler o Jude Bellingham, sino de un jugador imaginario, un cierto Propia Puerta. Su ascendencia ha sido tan notable que ha dejado a los fanáticos y a los expertos en fútbol perplejos.

Esto no es una coincidencia o un capricho del destino. Siete autogoles fueron anotados solo en la fase de grupos, y al cierre de esta edición, ese número había alcanzado dos dígitos. En la Eurocopa anterior, se estableció un récord con once autogoles. Este aumento en el número de autogoles es un patrón que no puede ser ignorado.

¿Rebelión en el Campo?

La frecuencia de los autogoles sugiere una posibilidad intrigante: los jugadores pueden estar anotando estos goles en sus propias porterías deliberadamente, aunque sea de manera inconsciente. La pregunta que surge entonces es: ¿por qué lo harían?

La respuesta podría estar en un cuento clásico de Herman Melville titulado ‘Bartleby, el escribiente’. Bartleby es un empleado eficiente y dedicado que un día decide simplemente no hacer nada. Cuando se le pide que realice una tarea, responde: “Preferiría no hacerlo” y se mantiene firme en su postura hasta el punto de negarse a comer.

El Síndrome Bartleby en el Fútbol

Este relato ha generado muchas interpretaciones a lo largo de los años. Algunos lo ven como una representación de la depresión o incluso como un cuento de fantasmas. Sin embargo, la interpretación más común es que retrata la rebelión contra una sociedad y un trabajo deshumanizantes.

Una vez que se tiene en cuenta esta interpretación, los autogoles en la Eurocopa comienzan a tener sentido. Los jugadores, bajo la presión de un mundo del fútbol extremadamente competitivo y acelerado, pueden estar optando por el autosabotaje en lugar de luchar por el balón. En palabras de Melville, pueden preferir no hacerlo.

Este fenómeno no se limita al fútbol. En nuestra sociedad, cada vez se exige más a los trabajadores, mientras que los salarios permanecen estancados. Se espera que estén disponibles para el trabajo las 24 horas del día, gracias a nuestros teléfonos móviles y portátiles. No sería sorprendente si comenzáramos a ver una avalancha de autogoles vitales en otros ámbitos de la vida.

La Edad del Autogol

Si este patrón continúa, podríamos estar entrando en la Edad del Autogol, la Sociedad del gol en propia puerta, la Era Bartleby. Ante las demandas cada vez mayores de nuestra sociedad, la gente podría comenzar a preferir no hacerlo.

Este fenómeno no es completamente nuevo. Hace algunos años, tenía un amigo que siempre quería prolongar la noche. A menudo terminábamos en la estación de autobuses de la ciudad, jugando al futbolín en un bar. “Quien pierda, decide si se ha acabado la fiesta«, solía decir. Yo solía intentar perder, metiendo goles en mi propia portería con la esperanza de que se fuera a casa. De algún modo, él había decidido adoptar el autogol como postura vital. Aquel verano, al igual que en esta Eurocopa, también se batieron récords.