El escándalo que envuelve la persecución del ex jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, parece estar lejos de terminar. La Fiscalía Anticorrupción ha anunciado que investigará las acusaciones de perseguir a Trapero en el marco de la llamada Operación Cataluña. Fuentes del Ministerio Público confirmaron a ABC que Anticorrupción ha asumido la denuncia de Trapero, quien a principios de este año anunció que recurriría a los tribunales después de que se revelara una trama que intentó implicarlo en un caso de narcotráfico.
El pasado enero, Trapero alegó que la trama intentó implicarlo en un caso de narcotráfico basándose en unas notas informativas del excomisario José Manuel Villarejo. La noticia, revelada por La Vanguardia y eldiario.es, vinculaba a Villarejo con un plan para implicar a Trapero y provocar su caída profesional.
En junio de 2021, ABC ya publicó que Villarejo y el jefe de la UDEF, José Luis Olivera, tenían la intención de destruir la reputación de un fiscal Anticorrupción y de Trapero, quien en aquel momento era el máximo responsable de la Policía judicial. Una grabación de audio de una comida, celebrada el 3 de noviembre de 2009, en un restaurante de Madrid, reveló la presencia de Villarejo, Olivera y un tercero, el inspector jefe Antonio Giménez Raso.
Giménez Raso, destinado en Barcelona, estaba salpicado en ese momento, al igual que su hermano Carlos, por un caso de narcotráfico en el puerto de Barcelona. Aunque ninguno de los dos fue condenado, Antonio sí fue llevado a juicio. Este caso es la raíz del resentimiento hacia el fiscal Martínez Madero, los Mossos y todos aquellos que colaboraron con él, como el teniente coronel Alarcón de la Guardia Civil, debido a su implicación en la investigación de los clubes Riviera y Saratoga.
La conversación grabada en el audio revela la estrategia de los comensales para destruir la reputación del fiscal, quien había jugado un papel clave en la investigación de los clubes antes mencionados. El objetivo de la conspiración no solo era Martínez Madero, sino también Trapero.
El plan se basaba en la supuesta protección que tanto el fiscal como la Policía catalana dispensaban al confidente que colaboró en la operación del Riviera y Saratoga, Manuel Giménez Carbajo. El testimonio de Carbajo fue clave en la sentencia condenatoria dictada años después. La idea era situarlo como narcotraficante y abrirle una investigación con el objetivo de que la llevase a la Audiencia Nacional, donde se presumía que tenían influencia. Sin embargo, no lograron conseguirlo.
Tras la revelación de las notas de Villarejo, Trapero anunció que esas «invenciones y falsedades» tuvieron graves e injustas consecuencias judiciales para personas a sus órdenes. El ex jefe de la Policía catalana se refirió en específico a la presunta trama de cobro de comisiones en los burdeles de Castelldefels (Barcelona) Riviera y Saratoga. «Como funcionario, pero especialmente como ciudadano, comprobar que otros funcionarios y cargos públicos me perseguían es indignante, frustrante y decepcionante», apuntó.
La decisión de la Fiscalía Anticorrupción de asumir la denuncia de Trapero marca un nuevo capítulo en la historia de la Operación Cataluña. Con esta investigación, se espera arrojar luz sobre las acusaciones de persecución y corrupción que han ensombrecido el escenario político y judicial de Cataluña durante los últimos años.