El Seprona desmantela un criadero clandestino de perros 'yorkshire' en Burgos

Desmantelamiento de criadero clandestino de perros Yorkshire en Burgos

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha logrado desarticular un criadero clandestino de perros de raza Yorkshire ubicado en Valle de Santibáñez, en la provincia de Burgos. Además de la clausura del criadero, se ha denunciado a su propietario por el comercio de los animales a través de redes sociales y diversas negligencias en relación con el cuidado y bienestar de los perros.

En un giro inesperado, también se ha identificado y denunciado a un veterinario que, en colaboración con el criador, prescribía medicación sin receta a través de albaranes, una práctica que se salta los controles médicos y sanitarios necesarios.

La operación se inició hace varias semanas cuando el Seprona de la Comandancia de Burgos recibió información anónima relacionada con la presunta venta de perros por un particular no profesional a través de redes sociales. El hombre sospechoso también dirigía un posible criadero de mascotas de raza Yorkshire, pese a carecer de las debidas autorizaciones.

Inspección y hallazgos en el criadero ilegal

Al confirmar la información recibida, los agentes del Seprona llevaron a cabo una inspección en el supuesto criadero. Las instalaciones estaban divididas en dos áreas: una dedicada a la cría y habitabilidad de los canes y otra para almacenar material y medicación.

En la sala destinada a los perros, se encontraron nueve cheniles y cuatro transportines en los que vivían un total de 77 ejemplares, 49 de ellos adultos y 28 cachorros de menos de tres meses. Todas las jaulas carecían de las dimensiones de habitabilidad exigibles para garantizar el bienestar y esparcimiento de los animales.

El escáner de microchips reveló que 28 de los perros no lo tenían implantado y que otros 20 tampoco habían sido vacunados ni desparasitados con las dosis obligatorias. Esta negligencia puede provocar enfermedades en los humanos y graves consecuencias para los cánidos, incluso la muerte.

La segunda sala estaba reservada para el almacenamiento de medicamentos. Se encontró una cantidad considerable de medicamentos, algunos incluso caducados, todos sin receta y prescritos por un veterinario a través de albaranes, una práctica que no justifica su posesión y administración.

El propietario del criadero no tenía la documentación necesaria para legalizar el criadero, ni licencia ambiental ni inscripción en el registro de núcleos zoológicos de Castilla y León. Los animales que criaba eran vendidos a través de redes sociales, a un precio que oscilaba entre los 200 y los 1.500 euros.

Las irregularidades detectadas, incluyendo la ausencia de documentación, la tenencia de medicación caducada y expedición sin receta, han sido notificadas al ayuntamiento del municipio y a la Junta de Castilla y León en Burgos.

Este caso subraya la necesidad de un control más estricto en la cría y venta de mascotas, así como el cumplimiento de las normas de salud y bienestar animal. Además, pone en evidencia los riesgos asociados con la compra de mascotas a través de redes sociales, donde a menudo es difícil verificar la procedencia del animal y las condiciones en las que ha sido criado.