La Verbena de San Juan y la Inteligencia Artificial: Un Análisis Económico
Mientras nos encontramos en el umbral de la popular festividad en honor a San Juan Bautista, un evento que en realidad es una reminiscencia de la tradición pagana del solsticio de verano y está estrechamente vinculado al fuego purificador, es imposible no pensar en los fuegos artificiales que iluminan el cielo de cada pueblo catalán durante esta noche. De manera muy similar, la Inteligencia Artificial (IA) también tiene su propio estallido de luces y colores efímeros.
Durante el último año y medio, tuve la oportunidad de asesorar y formar a pymes de diferentes tamaños y sectores. En la mayoría de estas empresas, observé una dinámica muy parecida a la de la verbena de San Juan: estaban tan absortas en la grandilocuencia y la espectacularidad de la IA que, al igual que los fuegos artificiales, su brillo aparecía y desaparecía en un instante.
El Fenómeno del AIwashing
Muchas de estas empresas estaban ansiosas por lanzar una Prueba de Concepto (POC) de IA, pero a menudo no tenían claro el propósito de estas pruebas más allá de experimentar con una tecnología específica. Parecían estar más interesadas en demostrar su habilidad para resolver un caso de uso o, peor aún, en presumir en la próxima conferencia sectorial de que ya tenían la IA implantada. Este fenómeno es lo que se conoce como AIwashing.
El enfoque de la IA debe ser pragmático y estratégico en lugar de enfocarse en la mera adopción de tecnología. De lo contrario, estas empresas corren el riesgo de caer en la trampa cortoplacista de maximizar cada iniciativa táctica con la esperanza de optimizar el largo plazo. Este enfoque no solo es ineficaz, sino que también puede ser perjudicial al distraer a las empresas de los asuntos realmente importantes para los clientes, empleados y accionistas.
En el entorno VUCA actual (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), las empresas se enfrentan a numerosos desafíos, como la inflación menguante, los vaivenes geopolíticos, la escasez de talento, entre otros. A estos desafíos se suma el hype de la IA, que puede llevar a las empresas a tomar decisiones precipitadas y mal informadas.
En medio de estos desafíos, es fundamental que las empresas adopten la fórmula de think big & start small. Es igual de importante definir una hoja de ruta clara como poner en marcha acciones pequeñas y concretas que permitan a las empresas aprender rápidamente y adaptarse a medida que avanzan.
Transformación hacia una Estrategia Data Driven
Para evitar que estas pruebas de concepto se conviertan en meros ejercicios especulativos, es fundamental que las empresas definan una hoja de ruta para una estrategia data driven o AI driven a medio plazo. Esta estrategia permitirá a las empresas lograr una transformación horizontal al introducir la data e IA en cada proceso y área funcional y una transformación vertical al adoptar la data e IA desde el comité de dirección hasta el último nivel de la organización.
El despliegue y la escalabilidad de los resultados, la plataforma tecnológica, la cultura y, sobre todo, el cambio en la forma de pensar y trabajar son elementos esenciales para la adopción de la IA. Esta estrategia transformacional es la única que garantiza que los casos de uso activados se gestionen de manera gobernada, ordenada, priorizada, valorada, segura y ética.
Finalmente, si las pymes siguen estos pasos, podrán superar la resaca de San Juan y enfrentarse a los próximos retos: innovación, diferenciación, eficiencia y sostenibilidad, sin olvidar la tan ansiada digitalización. De esta forma, podrán explotar todo el potencial de la IA, minimizar sus riesgos y empoderar a sus empleados para que sean más productivos, más creativos y más innovadores.
No obstante, aún queda un largo camino por recorrer. Según un estudio realizado por Indesia a más de 60.000 pymes españolas, solo el 2,13% afirma estar usando IA. A este dato se suma que solo el 53% considera que ha alcanzado el nivel de digitalización necesario para ser más competitivas. El 25% de las pymes creen que su nivel de adopción digital es «mínimo». Además, el 58% de las pymes consideran la digitalización como un riesgo para sus negocios, el 55% de los profesionales creen que tecnologías como la IA pueden afectar a su trabajo y ponerlo en riesgo, y el 37% de los empleados piensan que, en la medida en que no estén suficientemente formados tecnológicamente, serán menos empleables.