El último fin de semana marcó un hito en el paisaje de Catalunya, al presenciar un fenómeno que no se veía desde hace más de un año. Las hojas de los árboles estaban cubiertas de nieve, los arbustos mediterráneos se impregnaron de agua, los anfibios se congregaron en charcos improvisados y las anguilas hicieron intentos desesperados por llegar al mar a través de ríos renacientes. Sin embargo, a pesar de la abundancia de agua, la pregunta que surge es: ¿Cuál es el estado actual de los embalses y acuíferos?
La tierra, desesperada por la humedad, succionó gran parte del agua que caía. Sin embargo, según la actualización diaria de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), las reservas en los embalses han aumentado ligeramente, situándose en el 14.77%. Los embalses de Sau, Darnius-Boadella y la Llosa del Cavall también han experimentado un leve aumento en sus reservas de agua.
Este cambio de tendencia es un eco del mes de mayo de 2023, cuando varios días de lluvia aliviaron la situación antes del inicio del verano. Pero hoy, los ríos y arroyos ya no fluyen con la fuerza de hace tres días. Las anguilas, una especie en grave peligro de extinción, que trataron de aprovechar el empuje de las aguas para alcanzar el mar, se han quedado a medio camino. Una porción considerable del recurso hídrico se infiltra lentamente hacia las masas de agua subterránea.
En Catalunya, numerosos pueblos dependen del agua de sus pozos, que podrían ver aliviada su situación después de estas lluvias. Sin embargo, se deberá esperar para comprobar la mejora de los acuíferos. Se estima que sería necesario que el sistema Ter-Llobregat y otras cuencas internas experimentaran eventos de lluvia similares al del último sábado unas diez veces más para salir de la crisis hídrica.
Jordi Vayreda, investigador del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), advierte que se necesita mucha más agua para revertir el mal estado de los bosques. La vegetación necesita más precipitaciones para recuperarse. Aunque el riesgo de incendio se ha reducido, es esencial que se produzcan más temporales abundantes y generales para mantener el caudal de los ríos y garantizar que el agua llegue a las profundidades del subsuelo.
Ahora, en teoría, llegan las semanas más lluviosas del año. Sin embargo, está por ver si las precipitaciones generosas se repetirán y cómo afectará el aumento de las temperaturas. Un factor clave será la nieve. Aún no se puede determinar con certeza qué efecto tendrá la nieve acumulada en las zonas más frías. Pero si el deshielo es progresivo, puede servir para llegar no solo bajo tierra sino también a riachuelos y charcas que terminan en los embalses.