El notable altar de San Expedito, situado en la nave del evangelio de la iglesia conventual del Santo Ángel de Sevilla, ha experimentado recientemente un meticuloso proceso de restauración. El altar, que alberga dos esculturas venerables, ha sido revitalizado con un cuidado excepcional, con el fin de preservar su rica historia y su espectacular belleza.
Las intervenciones de restauración se centraron principalmente en la limpieza de los barnices oxidados, los betunes y los repintes que habían oscurecido el vibrante colorido de las esculturas. A lo largo de los años, estos elementos habían enmascarado la vivacidad original de las piezas, ocultándolas bajo una capa de envejecimiento y deterioro.
El proceso de limpieza implicó la utilización de una variedad de técnicas, que se seleccionaron cuidadosamente para garantizar la preservación de los valiosos elementos de las esculturas. Se recurrió a métodos químicos, como el uso de disolventes orgánicos en diferentes proporciones. El objetivo era limpiar sin causar daño a la policromía ni a las partes doradas de las esculturas. Asimismo, se utilizaron métodos mecánicos, como la abrasión y el uso de bisturí, para eliminar suavemente las capas de barniz y betún.
Antes de iniciar la limpieza, se llevaron a cabo diversas catas. Este proceso de ensayo y error permitió seleccionar el sistema de limpieza más adecuado para cada escultura. Tras la elección del método, la limpieza se realizó con un enfoque en la uniformidad cromática del conjunto.
Posteriormente, se aplicó un barniz intermedio para aislar la policromía del posterior retoque pictórico. Esta etapa fue crucial para proteger las vibrantes tonalidades de las esculturas antes de comenzar con los retoques.
El retoque pictórico se centró en las zonas desgastadas de la imagen, así como en algunos dorados que habían perdido su brillo y lustre. Para este proceso, se utilizó la reintegración cromática con colores al barniz «LEAL», conocidos por su alta calidad y durabilidad. Finalmente, se aplicó un barniz final por pulverización para proteger el conjunto y reavivar los colores.
Este meticuloso trabajo de restauración fue llevado a cabo por el restaurador graduado Alfonso Verde González, con el apoyo de la restauradora graduada Cristina María Molina Casse, en un taller ubicado en Salteras.
El altar de San Expedito tiene una rica historia. Fue bendecido en 1894 y donado por Margarita Lugo de Viñas, viuda de Power. Fue tallado y dorado por Rossy, con las pinturas realizadas por Antonio Cavallini. La imagen de San Expedito, que se sitúa en la parte inferior del retablo, es una talla atribuida a Manuel Escamilla.
Las esculturas son vaciados en yeso de gran calidad, policromadas al óleo con detalles dorados a la sisa. A pesar de su antigüedad, las policromías han sufrido pocos retoques, ya que no se han detectado daños significativos. No obstante, a lo largo de su historia, las esculturas han sido barnizadas y envejecidas con betunes, lo que ha creado una desigualdad en las zonas claras y las encarnaduras y los ropajes de color.
En suma, el altar de San Expedito ha sido cuidadosamente restaurado para preservar su rica historia y su belleza intrínseca. A través de la meticulosa labor de los restauradores, este notable conjunto escultórico continuará siendo un tesoro para la iglesia conventual del Santo Ángel de Sevilla.