El domingo pasado, el mundo de la aviación y el vuelo acrobático sufrió una profunda pérdida. Olivier Masurel, un piloto acrobático de renombre, falleció trágicamente en un accidente aéreo. Según informes de la organización del Festival Aéreo de San Javier, un buitre impactó contra la cabina de su aeronave, resultando en el fatal suceso.
Masurel, quien era un reconocido y respetado piloto en el ámbito de la acrobacia aérea, había participado en el festival el mismo día. El accidente ocurrió alrededor de las cuatro de la tarde, cerca del kilómetro 4 de la carretera CM-3012, dentro del término municipal de Alcázar de San Juan en Ciudad Real.
El piloto había dejado una marcada huella en el mundo del vuelo acrobático. De hecho, se había proclamado campeón de España de vuelo acrobático ilimitado en julio de 2023. Además, Masurel, de origen hispano-francés, había formado parte del equipo Nacional de Vuelo Acrobático y fue uno de los tres pilotos que representaron a España en el 31º Campeonato del Mundo de Vuelo Acrobático (FAI WAC 2022).
Un talento inigualable en el cielo
El inmenso talento de Olivier era innegable. Según el programa del festival aéreo en el que participó, Masurel era un destacado piloto cuyo talento y dedicación lo llevaron a la cima de su campo. Era conocido internacionalmente y era uno de los nombres más reconocidos de la escena acrobática.
Después de su participación en el festival, Masurel estaba en el trayecto de regreso hacia el aeródromo de Matilla de los Caños, a pocos minutos de su destino, cuando ocurrió el accidente. Sin embargo, informes del aeropuerto indican que Masurel se dirigía hacia Cuatro Vientos. «Posteriormente iba a llamar a nuestro instructor para asegurarse del temporal para poder venir o quedarse allí», se ha explicado.
La organización del festival aéreo se ha mostrado «desolada» ante la noticia del accidente. Han expresado su apoyo a la familia y amigos de Olivier, quienes están enfrentando la pérdida de un ser querido. «Volar ha sido su pasión y este accidente le ha arrebatado la vida, vuela alto querido Oliver», han lamentado.
El avión que Masurel pilotaba durante la exhibición era un modelo Extra 300, con un diámetro de hélice de dos metros, una envergadura de ocho metros, un alcance de 891 kilómetros y una velocidad máxima de 407 kilómetros por hora. Aunque este tipo de aviones están diseñados para soportar las rigurosas demandas de la acrobacia aérea, su encuentro con el buitre resultó ser un obstáculo insuperable.
La trágica pérdida de Olivier Masurel es un recordatorio sombrío de los riesgos inherentes a la pasión y la dedicación al vuelo acrobático. Aunque las medidas de seguridad son estrictas y siempre se buscan formas de mejorarlas, la naturaleza impredecible y a veces cruel del mundo en el que vivimos puede cambiar todo en un instante. Aun así, la pasión de Masurel por volar y su contribución al mundo del vuelo acrobático será recordada y honrada.