Una mujer pasea a su perro en un parque de Barcelona afectado por la procesionaria.

Este invierno, las temperaturas inusualmente altas están desencadenando una aparición temprana de las orugas procesionarias, varios meses antes de lo habitual. Este fenómeno está generando una preocupación creciente entre los expertos, ya que también se están detectando en áreas donde, hasta ahora, no solían ser vistas. Como resultado, se ha observado un aumento en las consultas por reacciones alérgicas relacionadas con estos insectos, especialmente entre los perros. Varios hospitales veterinarios han reportado que comenzaron a atender a los primeros animales afectados por procesionarias ya en enero, un período que suele tardar entre uno y dos meses más en aparecer.

Las procesionarias, científicamente conocidas como Thaumetopoea pityocampa, son insectos comunes en los bosques, parques y espacios naturales mediterráneos con presencia de pinos. Según la ecóloga Mireia Banqué, estos animales están presentes durante todo el año, pero solo nos damos cuenta de su presencia cuando bajan de los árboles y empiezan a moverse por el suelo. «Solo son peligrosas durante esta fase. En las demás, son inofensivas», comenta la experta del CREAF. El gran peligro de estas orugas son sus púas, que contienen una toxina que puede provocar picazón, irritación y reacciones alérgicas. «Esto puede ser especialmente grave en niños y animales, aunque cualquiera puede verse afectado», aclara.

Los perros son particularmente susceptibles a sufrir reacciones alérgicas graves al entrar en contacto con las procesionarias. La veterinaria Maria Elena Garcia explica que los perros suelen tener contacto con las orugas durante los paseos, ya que, por su naturaleza curiosa, se acercan a olisquearlas. Y aquí es donde comienza el problema. «Las púas de las procesionarias son una especie de arpones que se clavan en la lengua o los conductos respiratorios de los animales, liberan sus toxinas y provocan una respuesta alérgica potencialmente mortal», comenta esta especialista que trabaja en una clínica de Hospitalet de Llobregat.

Los síntomas de una reacción alérgica a una oruga procesionaria en un perro pueden variar desde prurito facial, hinchazón de la lengua, obstrucción de las vías respiratorias y, en los casos más graves, incluso la muerte del animal. «Las procesionarias pueden causar daños muy graves en los perros. A algunos tenemos que intubarlos y realizarles traqueotomías. A otros tenemos que amputarles un trozo de la lengua porque la toxina les ha causado una necrosis. Se trata de una reacción anafiláctica muy grave por la que hay que acudir corriendo al veterinario», advierte Bou, del servicio de medicina intensiva del Hospital Clínic Veterinari Barcelona (UAB-FHCV).

La aparición temprana de las procesionarias también se está reflejando en los centros veterinarios. Hasta hace poco, era normal recibir las primeras consultas relacionadas con la procesionaria en primavera. Sin embargo, en los últimos años, dado que estos insectos han adelantado su calendario, las afectaciones en animales también lo han hecho. Por ejemplo, en 2021, el primer caso de un perro afectado por este insecto se registró el 15 de marzo. En 2023, a finales de enero. Y en 2024, a mediados de enero. Solo en lo que va de año, en el Hospital Clínic Veterinari Barcelona ya se han atendido seis canes afectados por la procesionaria, lo cual supone el triple de las cifras habituales para este periodo.

Por el momento, según explica García, el ‘boom’ de consultas relacionadas con las procesionarias todavía parece algo limitado. En las grandes ciudades, por ejemplo, aún no se ha observado un incremento significativo de casos. Sin embargo, en localidades de extrarradio, urbanizaciones o municipios con más presencia de espacios naturales y pinos, el impacto es más notable.

En Mataró, en el Masnou o en varios parques de Barcelona, los respectivos ayuntamientos ya han colocado carteles alertando de la presencia de procesionarias en algunas zonas muy transitadas por perros. Entre los dueños de estas mascotas, también se comenta con cada vez más frecuencia casos cercanos de animales fallecidos o heridos en las últimas semanas debido al contacto con este insecto.