En un anuncio histórico realizado recientemente, los siete países más industrializados del mundo, conocidos como el G7, se comprometieron a eliminar la generación de energía con carbón entre 2030 y 2035, y a reducir el uso del plástico para 2040. Este compromiso fue el resultado de intensas negociaciones en la cumbre ‘Clima, energía y medio ambiente’ celebrada en Turín, donde los ministros de Medio Ambiente del G7 lograron superar las resistencias de algunos países, particularmente Alemania y Japón.
El ministro de Energía del Reino Unido, Andrew Bowie, calificó el acuerdo como un hito increíble, especialmente después de no alcanzar el objetivo en la COP28 en Dubai el año pasado. Bowie destacó que tener a los países del G7 comprometidos con el abandono del carbón envía una señal poderosa al mundo de que las economías avanzadas están listas para la transición energética.
De los países del G7, todos excepto Japón ya habían comenzado a alejarse de los combustibles fósiles más contaminantes. Por ejemplo, el ministro italiano del Medio Ambiente y Seguridad Energética, Gilberto Pichetto Fratin, afirmó que para la Italia continental, la liberación del carbón es cuestión de meses, mientras que en Cerdeña, la transición se pospone hasta 2027.
Además de la eliminación del carbón, el G7 también ha hecho hincapié en la necesidad de una reducción del 75% en las emisiones globales de metano provenientes de combustibles fósiles para 2030. Existe también un impulso para apoyar la triplicación de la capacidad mundial de energías renovables.
En cuanto a la lucha contra la contaminación plástica, el G7 reconoce que el nivel actual de contaminación por plástico es insostenible y se compromete a reducir la producción global de polímeros con el objetivo de acabar con la contaminación plástica para el 2040. Para lograr este objetivo, se sugieren acciones concretas, como establecer requisitos mínimos para el diseño de productos, enfocándose en la durabilidad, la reutilización, la reparación y el reciclaje.
Por otro lado, el G7 ha creado una plataforma para apoyar el lanzamiento de energía nuclear de nueva generación, especialmente la fusión nuclear, considerada prometedora, más que la fisión clásica. Los países del G7 se comprometen a promover el despliegue responsable de tecnologías de energía nuclear, incluyendo reactores avanzados y pequeños reactores modulares, como los microrreactores.
En Turín también se creó la «Coalición del G7 por el Agua». Esta coalición tiene como objetivo identificar estrategias comunes para hacer frente a la crisis mundial del agua, integrando el problema en los procesos existentes y dando mayor atención política a nivel mundial a la crisis del agua.
El apoyo económico a los países en desarrollo es una de las claves para afrontar la transición energética. En el documento final de la cumbre del G7, se reconoce que se necesitarán miles de millones de dólares para ayudar a los países más pobres y vulnerables al cambio climático. Sin embargo, la cuestión de cómo encontrar estos fondos sigue siendo un desafío.
A pesar de estos avances, algunos activistas ambientalistas consideran que los acuerdos de Turín no son suficientes. En una manifestación de protesta en la capital del Piamonte, los manifestantes quemaron carteles con las fotos de los líderes de los siete países del G7, haciendo un llamado a medidas más audaces para abordar la crisis climática.