Activistas de Just Stop Oil realizan protesta arrojando pintura a aviones en el aeródromo de Stansted
El jueves pasado, un grupo de activistas conocido como Just Stop Oil, famoso por sus anteriores protestas en las que arrojaron pintura naranja en los monumentos de Stonehenge en Reino Unido y derramaron comida sobre cuadros de Monet y Van Gogh, volvió a realizar una gran acción protesta. Esta vez, el escenario fue el aeródromo de Stansted en Londres, donde se cree que estaba estacionado el jet privado de la cantante estadounidense, Taylor Swift.
Dos activistas, identificadas como Cole Macdonald y Jennifer Kowalski, colaron en el aeródromo y arrojaron pintura naranja sobre varias aeronaves. Hasta el momento de la redacción de este informe, no se ha confirmado si el jet privado de Swift fue uno de los afectados. Según las activistas, su protesta tenía como objetivo denunciar la alta huella de carbono de los viajes en avión privados.
«Los usuarios de aviones privados son responsables de hasta 14 veces más emisiones de carbono en comparación con las de vuelo comercial. Un solo vuelo en un jet privado puede emitir fácilmente tanto dióxido de carbono como la huella de carbono anual promedio de un ciudadano europeo«, declararon las activistas durante su protesta.
Los multimillonarios y su impacto en el cambio climático
El grupo Just Stop Oil alega que su acción fue un intento de visibilizar la doble moral de la sociedad en la que vivimos. Según ellos, por un lado, los multimillonarios disfrutan de lujos como los viajes en jets privados, mientras que, por otro lado, millones de personas sufren cada vez más las consecuencias del cambio climático.
«Vivimos en dos mundos», denunciaron las activistas. «En uno, los multimillonarios viven en el lujo y viajan en jets privados, y en el otro, millones de personas están expuestas a situaciones cada vez más inhabitables». El sistema que permite que unos pocos acumulen riquezas extremas, en detrimento de todos los demás, está destruyendo las condiciones necesarias para sustentar la vida humana, agregaron.
Esta no es la primera vez que los activistas ‘atacan’ la huella de carbono de los ricos. El año pasado, rociaron de pintura un lujoso Lamborghini en Ibiza, barnizaron un jet privado en Baleares y pincharon las ruedas de un centenar de coches de alta gama en Sant Cugat. Además, vertieron cemento en los hoyos de decenas de campos de golf en toda España.
En esa ocasión, desde la plataforma Futuro Vegetal, una de las principales impulsoras de estas acciones en España, se denunció que «el 1% más rico de la población contamina lo mismo que el 53% más pobre. Los ricos son un lujo que no nos podemos permitir».
El activismo medioambiental es una lucha constante y acciones como las de Just Stop Oil ponen en perspectiva la necesidad de un cambio en las prácticas y hábitos de consumo de la sociedad. ¿Hasta qué punto las acciones de los más ricos están afectando el medio ambiente y qué se puede hacer para cambiar esta realidad?