Las palabras de Vinicius Jr., asegurando que «si antes de 2030 la situación con el racismo en España no evoluciona, habría que cambiar el Mundial de lugar«, han sido gasolina para Marruecos, socio de candidatura y aliado, pero también rival en la lucha por llevarse los partidos grandes de la cita. El premio mayor es la final, que por las exigencias de la FIFA, solo podrían acoger tres estadios: el reformado Santiago Bernabéu, el nuevo Camp Nou y el Grand Stade Hassan II (rey de Marruecos entre 1961 y 1999) que se construirá en Casablanca y del que se han presentado esta semana nuevas imágenes. Tendrá una capacidad para 115.000 espectadores.
Impacto Económico y Geopolítico
La declaración de Vinicius Jr. no solo ha tenido repercusiones deportivas, sino también económicas y geopolíticas. El sector turístico y la infraestructura deportiva en España y Marruecos están en juego, con potenciales inversiones millonarias dependiendo de la sede final del Mundial. El Gobierno de España y sus agencias de turismo han comenzado a evaluar el impacto de las declaraciones del jugador, ya que la percepción internacional puede influir en la decisión de los organizadores de la FIFA.
En términos de infraestructura, el Grand Stade Hassan II en Casablanca se proyecta como una instalación de primer nivel, con una capacidad de 115.000 espectadores que lo convertiría en uno de los estadios más grandes del mundo. Este desarrollo no solo representa una inversión significativa en la infraestructura deportiva de Marruecos, sino que también podría ser un catalizador para el crecimiento económico y la creación de empleo en la región.
Por otro lado, España cuenta con el reformado Santiago Bernabéu y el nuevo Camp Nou, ambos estadios emblemáticos con una larga historia de albergar eventos de alto perfil. Sin embargo, las declaraciones de Vinicius Jr. ponen en duda la idoneidad de España como sede, especialmente en un contexto donde la percepción internacional sobre el racismo puede influir en las decisiones de la FIFA.
La posible reubicación del Mundial tendría implicaciones significativas para las economías locales. En España, la celebración del evento podría generar un impulso considerable en sectores como el turismo, la hostelería y el comercio, además de promover el desarrollo de infraestructuras y servicios. En Marruecos, la oportunidad de albergar partidos clave del Mundial podría atraer inversiones extranjeras y fomentar el desarrollo urbano en ciudades como Casablanca.
La competencia entre España y Marruecos también refleja una dinámica geopolítica más amplia. Ambos países buscan fortalecer su posición en la escena internacional a través del deporte, utilizando el Mundial como una plataforma para mostrar sus capacidades y atraer inversiones. La cooperación y rivalidad entre estos dos socios de candidatura subraya la complejidad de la organización de un evento de esta magnitud.
En este contexto, las declaraciones de Vinicius Jr. han añadido una nueva dimensión al debate sobre la sede del Mundial. La FIFA, que tiene en cuenta una variedad de factores al tomar su decisión, ahora deberá considerar la percepción pública y las cuestiones sociales además de los aspectos técnicos y logísticos. La evolución de la situación en España en los próximos años será crucial para determinar si el país puede mantener su candidatura o si Marruecos podría emerger como la opción más viable.
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