La primera de las cuatro finales se libra en San Sebastián

Con la esperanza de mantener la novena posición en la clasificación a pesar de afrontar el final de la temporada con menos energía que un corredor de maratón en el kilómetro 40, el Real Betis Baloncesto entrará en la cancha del antiguo coliseo de toros de Illumbe en San Sebastián este domingo. A estas alturas, todos sus rivales directos ya han jugado. El Fuenlabrada venció en Menorca (85-88), el Oviedo perdió en Burgos (87-68) y los gallegos ganaron en Cáceres (71-77). Por lo tanto, con un partido menos, el que jugará esta tarde, el Betis se encuentra actualmente en el duodécimo puesto, a una victoria de los 14 del Fuenlabrada.

El equipo verdiblanco, a pesar de haber sufrido tres derrotas consecutivas, aún no ha enterrado sus posibilidades de llegar a los playoffs. Será el último en competir esta jornada, con solo cuatro partidos restantes para el final de la fase regular. Estos cuatro partidos son cruciales en su búsqueda del preciado noveno puesto. El camino, repleto de dificultades, comienza en el Angulas Aguinaga Arena, el nuevo nombre oficial del campo del Guuk Gipuzkoa Basket por motivos de patrocinio.

En Illumbe, el Betis se enfrentará a otro duro rival, con un potencial similar al del San Pablo Burgos. Las diferencias entre ambos equipos en la clasificación son mínimas, con solo una victoria de diferencia. El equipo de Mikel Odriozola ya ha logrado 21 victorias y aún tiene opciones de asegurar su lugar en las eliminatorias de ascenso y de ocupar un lugar privilegiado en la cabeza de serie. A pesar de su derrota la semana pasada contra el Movistar Estudiantes en Madrid, las matemáticas indican que aún puede lograrlo.

El GBC, un duro adversario sin un techo definido, se enfrentará a un Betis Baloncesto que se ha visto mermado en energía y empuje, especialmente en el último cuarto contra el San Pablo Burgos. La maratón de tres partidos en nueve días ha agotado a los jugadores de Savignani, que se han visto mermados de efectivos debido a la lesión de Pablo Marín y, especialmente, a la rescisión contractual de Wembi, que ha debilitado la rotación y el esquema interior.

Es cierto que no se gana nada recordando a quienes ya no están, pero en este caso es casi imposible no recordar a ambos jugadores en cada previa y crónica del equipo. Betis ha echado de menos la energía y frescura que aportaban ambos jugadores desde el banquillo, especialmente en los partidos contra el Alimerka Oviedo, el Força Lleida y el San Pablo Burgos. Estos tres partidos agotaron físicamente al equipo. Los jugadores de Jota Cuspinera arrasaron en el partido con un 50% de eficacia desde la línea de tres, encestado 14 de sus 28 intentos.

Cuando algo así sucede en un partido, puede deberse a tres factores: una mala defensa del perímetro, un excelente ejercicio de tiro por parte del rival o la suma de ambos. En este caso, pareció ser más lo segundo que lo primero. En cualquier caso, el Betis fue superado por un equipo con más talento y una plantilla más larga sin tanta concentración de minutos en sus principales efectivos.

Clavarse puñales no sirve de nada, excepto para el ejercicio baldío de lo que pudo haber sido y no fue. Así que es hora de levantar la cabeza, mirar hacia adelante, concentrarse y preparar el mejor plan posible para neutralizar a uno de los equipos mejor armonizados de la LEB Oro. Puede que no tenga la resonancia mediática de otros equipos, pero este GBC es un bloque muy sólido, dominante en el rebote, un aspecto que lidera en la categoría con una media de 35,5 capturas. El Betis, por ejemplo, no llega a 29 por partido. En esta ocasión, el rebote es un factor clave del partido más que justificado.

En el duelo de la primera vuelta, que se jugó en San Pablo con Javi Carrasco aún a los mandos de la pizarra verdiblanca, el Betis logró una interesante ventaja en el segundo cuarto que no desestabilizó al Gipuzkoa Basket. El equipo siguió trabajando, sin pestañear ni descomponerse, hasta que fue llevando el partido a su terreno. Impuso su ritmo, dominó el rebote y los triples de Mikel Motos hicieron un auténtico roto a la defensa verdiblanca hasta finiquitar el pleito (81-83).

El base estadounidense Barcello, máximo anotador de la categoría, es el principal foco de generación del GBC, sin olvidar a Vrankic, Oroz, Ander Martínez y Aurrecoechea, cuyas excelentes maniobras en el poste bajo causaron numerosos problemas al Betis en Sevilla. Los verdiblancos deben tener mucho cuidado en dos aspectos para ser competitivos en Illumbe: hacer del rebote una tarea de equipo, con la activación de todos los jugadores; y multiplicarse en las ayudas para evitar los triples liberados. Porque el GBC no solo rebotea como nadie en la LEB Oro, sino que además ostenta el segundo mejor porcentaje en el lanzamiento exterior (38,3%) y es líder en tiros de dos (56,7%). No es el equipo más fértil en ataque (82,3 puntos) pero sí uno de los mejor blindados en defensa (76,3).

Con los guipuzcoanos, hay que prepararse y mentalizarse para un partido muy exigente en el plano físico y táctico en el que se sublima la importancia de los pequeños detalles: aquel tiro que se concedió, aquel rebote que no se atrapó, aquellos tiros libres que se regalaron… Todo suma y todo resta. Todo cuenta. Es obligatorio estar fresco de piernas, pero también de mente, para descifrar cada dificultad y leer cada momento del partido.

No se sobrevalora con estos apuntes el potencial del GBC. De su capacidad hablan los datos. Los ya reseñados y uno más. En Illumbe solo han ganado dos equipos foráneos esta temporada: el Leyma Coruña y el Movistar Estudiantes. Aunque la empresa parece extremadamente compleja a priori, el Betis no debe afligirse. Muy al contrario, mientras le dure la gasolina debe esforzarse por jugar con la personalidad acostumbrada en todo 2024 y en la segunda vuelta. En ninguna de estas tres derrotas ha sido vapuleado. En todas ha tenido buenos momentos, pasajes para la esperanza, incluso opciones de victoria, como en ese amargo epílogo contra el Força Lleida, cuando hasta dos tiros de Joaquín Rodríguez los rechazó el aro.

Es el momento de levantarse. El galeón bético ha sufrido muchas tempestades esta campaña y de todas salió indemne, incluso más fortalecido. El equipo siempre ha querido. Lo ha impulsado su deseo de llevar la contraria y lograr lo que pocos pensaban. Aún está a tiempo. Después de Illumbe, nada estará hecho ni perdido.