El Gobierno ha actualizado sus previsiones macroeconómicas para el próximo año. En una optimista revisión, las expectativas de crecimiento se han incrementado una décima, alcanzando el 1,9%, mientras que la previsión de reducción del déficit público ha sido rebajada en dos décimas, situándose en el 2,5% del PIB. La novedad fue comunicada a Bruselas este martes en línea con las políticas de transparencia y cooperación internacional.
En rueda de prensa, el ministro de Economía, Comercio y Turismo, Carlos Cuerpo, explicó que las nuevas reglas fiscales europeas entraron en plena vigencia. En este nuevo marco, no es obligatorio enviar la actualización del programa de estabilidad a cuatro años, ni el plan nacional de reformas.
A pesar de esta flexibilidad, el Gobierno ha decidido enviar a Bruselas una actualización del cuadro macroeconómico y de la senda fiscal inercial a dos años. Según Cuerpo, este es un paso de «transición» hacia un momento crucial, el 20 de septiembre, fecha en la que se debe enviar el plan fiscal estructural.
El ministro destacó que para 2024 se mantiene un avance económico del 2 % y el compromiso de reducir el déficit público al 3 % del PIB. En base a los excelentes resultados de crecimiento del primer trimestre publicados este martes (0,7 % trimestral, 2,4 % interanual), Cuerpo afirmó que estas previsiones son prudentes y podrían incluso mejorar.
La demanda interna (consumo e inversión) continuará siendo el principal motor de la economía. Esto se debe, en gran medida, al despliegue de los fondos europeos y al sólido comportamiento del consumo privado, impulsado por el aumento de los salarios y la creación de empleo.
La estrategia para la reducción del déficit se basa en un escenario inercial que contempla el incremento de los ingresos gracias a la mejora de la actividad económica y el empleo. Esto permitirá alcanzar en 2025 un superávit fiscal primario (sin contar con los intereses de la deuda pública).
En términos de recaudación, se espera que el IRPF mejore gracias al buen comportamiento del empleo, y que el impuesto de sociedades aumente debido a los mayores beneficios empresariales. Además, se prevé que el IVA incremente los ingresos un 2,4% gracias al fortalecimiento del consumo y la retirada de las medidas aplicadas para mitigar la inflación.
El 20 de septiembre, España debe enviar a la Comisión Europea (CE) un plan fiscal estructural a cuatro -o siete años si incluye determinadas inversiones- con la estrategia para reducir el déficit público por debajo del 3 % del PIB y encaminar la deuda pública hacia niveles inferiores al 60 % del PIB. La actualización enviada mejora la ratio de deuda al 105,5% del PIB en 2024 y al 104,1% del PIB en 2025.
Según Cuerpo, en junio, antes del 20 de septiembre, Bruselas decidirá sobre la apertura de procedimiento de déficit excesivo a España tras cerrar el ejercicio 2023 con un descuadre de las cuentas públicas del 3,6 % del PIB. En ese momento, la CE dará sus primeros cálculos para España en los próximos años, lo que ayudará a decidir «si tenemos que ir a un marco de cuatro años o, a cambio de esos compromisos de inversiones, irnos a un marco un poco más gradual de siete años».