Biden intenta por todos los medios evitar que Netanyahu culmine la invasión de Rafah

El conflicto en Rafah, Gaza, ha alcanzado un punto crítico. Hasta el último segundo, la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha estado trabajando incansablemente para evitar una inminente ofensiva militar de Israel.

El presidente Biden ha estado en constante comunicación con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, instándole a desistir del ataque. Sin embargo, a pesar de los continuos intentos de mediación de Washington, la situación parece estar fuera de control y la influencia de Estados Unidos parece estar disminuyendo.

La posición de la Casa Blanca es clara y firme. Según declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, la administración estadounidense se opone firmemente a cualquier operación terrestre en Rafah que ponga en riesgo a la población civil. «Las vidas de más de un millón de civiles están en riesgo», advirtió Kirby.

Bajo este escenario de tensión, el presidente Biden se encuentra bajo una gran presión. A pesar de su inicial apoyo incondicional a Netanyahu, la creciente ola de protestas universitarias y las amenazas de la ala izquierda de su electorado han puesto a Biden en una difícil situación. Se le ha dado un ultimátum: detener a Netanyahu o enfrentar una serie de boicots que podrían complicar su reelección.

Para añadir más presión, la Autoridad Palestina, bajo el liderazgo de su presidente, Mahmud Abbas, ha instado directamente a Biden a que impida la invasión de Rafah. La agencia de noticias palestina WAFA publicó un llamado a la Casa Blanca para que intervenga inmediatamente. Tras la toma de la Franja de Gaza, los civiles y los últimos combatientes de Hamás se encuentran en esta ciudad fronteriza con Egipto.

El 26 de abril, el gobierno de Estados Unidos respaldó un plan de alto el fuego de 42 días, que supondría un cese temporal de las hostilidades si Hamás liberaba a 33 rehenes israelíes. Como parte del acuerdo, Israel liberaría a cientos de detenidos palestinos y se retiraría de las áreas más pobladas de la Franja.

Sin embargo, el grupo islamista Hamás ha demorado su respuesta y finalmente hizo una contraoferta que tanto Estados Unidos como Israel consideraron inaceptable. La división entre los socios comienza en ese punto: la administración Biden ve esto como un paso hacia una negociación prolongada, mientras que Netanyahu cree que el tiempo de negociar ha terminado.

El director de la CIA, William Burns, ha estado en Oriente Próximo manteniendo reuniones sobre la respuesta de Hamás. Sin embargo, cualquier negociación con Hamás se ve complicada por el hecho de que su líder, Yahya Sinwar, se cree que está escondido en túneles bajo la Franja.

El conflicto en Rafah comenzó con un ataque de Hamás el 7 de octubre en el que murieron 1.200 israelíes y fueron tomados más de 250 rehenes, muchos de ellos civiles. Desde entonces, la situación ha ido escalando, y a pesar de los esfuerzos de mediación de la administración Biden, la solución al conflicto parece estar lejos de alcanzarse.