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España amaneció ayer con cielos algo turbios en buena parte del país, lo que fue interpretado como calima o neblina por muchas personas. Pero no era nada de eso, sino que se trataba de humo procedente de los incendios masivos que se están desarrollando en Canadá, al otro lado del Atlántico.

El impacto del humo en la calidad del aire

El fenómeno sorprendió a muchos ciudadanos y expertos meteorológicos. La AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) confirmó que la causa de estos cielos turbios era el humo transportado a través del océano Atlántico. Los incendios forestales en Canadá han alcanzado proporciones catastróficas, afectando no solo a América del Norte, sino también a regiones tan lejanas como Europa.

Según datos de la AEMET, el humo de estos incendios ha recorrido miles de kilómetros debido a las corrientes de viento en la atmósfera superior, una situación que ha generado preocupación entre los expertos en calidad del aire. «El transporte de partículas contaminantes a través de largas distancias es un fenómeno conocido, pero no suele ser tan intenso como en esta ocasión», explicó un portavoz de la agencia.

La situación ha llevado a que las autoridades en varias comunidades autónomas emitan recomendaciones para la población, especialmente para aquellos con problemas respiratorios. Esto incluye evitar actividades al aire libre y mantener las ventanas cerradas. «La exposición prolongada al humo puede tener efectos adversos en la salud, especialmente en personas con asma o enfermedades pulmonares«, advirtió el Ministerio de Sanidad.

La visibilidad también se ha visto afectada en varias regiones, complicando el tráfico aéreo y terrestre. «Varios vuelos han sido retrasados y algunos incluso cancelados debido a las condiciones de visibilidad reducida», informó el Ministerio de Transportes. En las carreteras, se han reportado varios accidentes menores atribuidos a la escasa visibilidad, aunque afortunadamente no ha habido víctimas graves.

En cuanto a los incendios en Canadá, la situación sigue siendo crítica. Las autoridades canadienses han desplegado miles de bomberos y recursos para intentar controlar los incendios, que ya han consumido más de un millón de hectáreas de bosque. «Estamos enfrentando uno de los peores desastres naturales en la historia reciente de Canadá», declaró el Primer Ministro canadiense.

El cambio climático ha sido identificado como uno de los factores que contribuyen a la severidad y frecuencia de estos incendios. «El aumento de las temperaturas y las condiciones de sequía prolongada crean un ambiente propicio para que los incendios se propaguen rápidamente», señaló un experto en ciencias atmosféricas de la Universidad de Toronto.

La comunidad científica está utilizando estos eventos como una oportunidad para estudiar el impacto de los incendios forestales en una escala global. «Estamos recopilando datos que nos ayudarán a entender mejor cómo el humo y otros contaminantes se dispersan en la atmósfera y qué efectos tienen en diferentes regiones del mundo», indicó un investigador del Centro de Investigación Atmosférica.

La situación también ha llevado a un aumento en la conciencia pública sobre la necesidad de tomar medidas más serias para combatir el cambio climático. «Estos eventos extremos son un recordatorio de que necesitamos actuar ahora para proteger nuestro planeta», afirmó un activista ambiental.

En este contexto, muchos se preguntan cómo afectará esta situación a la política ambiental tanto en Canadá como en otros países. «Es probable que veamos un impulso renovado para la implementación de políticas más estrictas de reducción de emisiones y energías renovables«, predijo un analista político.

El fenómeno del humo procedente de incendios en Canadá ha dejado a España con cielos turbios, afectando la calidad del aire y la visibilidad, y llevando a las autoridades a emitir recomendaciones de salud. Este evento subraya la interconexión global de los fenómenos ambientales y la necesidad de una acción concertada para abordar los desafíos del cambio climático.

¿Cómo podemos adaptarnos y prepararnos mejor ante fenómenos atmosféricos tan sorprendentes y lejanos?