Así funciona un código de barras, las líneas que ponen precio al mundo

El Código de Barras: La Simbiosis Perfecta entre Tecnología y Comercio

En la vorágine de nuestra vida diaria, es fácil pasar por alto las pequeñas maravillas tecnológicas que facilitan nuestras actividades cotidianas. Una de estas es el omnipresente código de barras, una secuencia de marcas negras y blancas que encuentras en casi todos los productos que compramos en el supermercado, así como en las entradas de conciertos y eventos.

Este sistema surgió en respuesta a la necesidad de automatizar la gestión de productos que enfrentaban los fabricantes y distribuidores de bienes de consumo. A pesar de su uso generalizado, muchos de nosotros desconocemos cómo funcionan estas marcas que, a primera vista, parecen carecer de sentido.

Los códigos de barras tienen sus raíces en 1932, cuando dos estudiantes de Harvard buscaron una forma más eficiente de realizar pedidos por catálogo. Su idea, aunque simple, resultó revolucionaria: utilizar un sistema de símbolos que pudiera ser leído por máquinas.

Sin embargo, el primer producto escaneado con código de barras no llegó hasta 1974 en una tienda de Ohio, Estados Unidos, donde se escaneó un paquete de chicles. En España, la adopción del código de barras llegó tres años después con la venta de un estropajo en un reconocido supermercado valenciano.

Un Lenguaje Secreto que Solo las Máquinas pueden Descifrar

El código de barras es, en esencia, un lenguaje secreto que solo las máquinas pueden descifrar. Consta de un símbolo (las barras) y un código (los números). Aunque comúnmente se cree que la parte relevante del código son las barras, en realidad es el número lo que garantiza que el producto tenga un identificador único, universal y concreto.

Un lector de código de barras emite un rayo de luz láser sobre el símbolo para leerlo. Las barras oscuras absorben la luz, mientras que las claras la reflejan. Un sensor de luz interpreta el patrón de reflexión y lo convierte en una señal eléctrica que luego es decodificada por un ordenador.

Infinita Información Codificada en Líneas y Números

Las líneas y números que forman un código de barras contienen una gran cantidad de información valiosa sobre el producto. El código más común, denominado EAN13, está compuesto por trece dígitos, cada uno con una función específica. Los primeros dos o tres dígitos identifican el país donde se registró el producto (por ejemplo, el 84 para España). Los siguientes cuatro o cinco dígitos corresponden al código de la empresa fabricante, los cinco siguientes identifican el producto en sí, y el último dígito –de control- garantiza la integridad del código.

El uso del código de barras ha automatizado la identificación de productos, reduciendo errores y agilizando procesos como el inventario, la facturación y el control de stocks. Este sistema ha eliminado la necesidad de teclear manualmente los códigos de productos, ahorrando tiempo y recursos, reduciendo los fraudes, ya que el dígito de control ayuda a detectar productos falsificados o manipulados, y mejorando la trazabilidad, puesto que permite rastrear el origen y el recorrido de los productos a lo largo de la cadena de suministro.

La cadena inglesa BBC seleccionó al código de barras como uno de los cincuenta inventos que cambiaron el rumbo de la economía moderna. Y ciertamente, es difícil discutir con esa afirmación.