El experimentado entrenador del FC Barcelona, Xavi, desbordó su usual compostura luego del reciente empate a cero contra el Athletic Bilbao. El técnico, conocido por su meticulosidad y dedicación al juego, no ocultó su frustración por el desempeño de su equipo en un partido que calificó como «una oportunidad perdida».
La tensión era palpable en la sala de prensa donde Xavi realizó una dura «autocrítica» después del partido. El empate, según él, impedía que el Barça se acercara al Madrid, el líder de la clasificación, que también había empatado en Mestalla.
Sin embargo, su disgusto no se limitó a las palabras. En el campo, la ira de Xavi era evidente. Su equipo no logró convertir ni un solo gol a pesar de tener varias ocasiones. Este fracaso se reflejó en su enojo, que se intensificó cuando sus jugadores adoptaron una actitud pasiva con la pelota en lugar de llevar el juego al campo contrario, como él les había indicado.
Xavi ya había recibido una tarjeta amarilla durante la primera mitad, lo que le obligará a cumplir una sanción y no estar presente en el próximo partido en Montjuïc. Este hecho, sumado al desempeño del equipo, pareció aumentar su frustración.
El entrenador catalán abandonó el césped con un enfado visible. Sus gestos de descontento hacia los jugadores del Barça eran evidentes. Apenas intercambió palabras con su colega del Athletic, el técnico Ernesto Valverde, antes de retirarse al vestuario de San Mamés.
Durante los últimos minutos de la primera mitad, Xavi descargó su ira en el césped, golpeándolo con el pie. Sus palabras, captadas por las cámaras de Movistar +, reflejaban su descontento: «¡Esto es una mierda! ¡Me cago en Dios!», exclamó, reafirmando la dureza de sus comentarios.
Su ayudante, Sergio Alegre, permanecía a su lado con una actitud fría e impasible, contrastando con la del entrenador del Barça.
El equipo de Xavi no logró disparar a puerta en la segunda mitad. Las únicas dos oportunidades que tuvieron, cortesía de Fermín y Cancelo, llegaron en el minuto 31 de la primera mitad y fueron salvadas en la línea de gol por Yeray tras la intervención del portero Unai Simón. A pesar de los tres intentos de tiro en la segunda parte (Fermín, Lewandowski y João Félix), ninguno logró llegar a los tres palos.
En resumen, la noche en Bilbao fue una de frustración para Xavi y su equipo. El entrenador del Barça, conocido por sus altas expectativas y su pasión por el juego, no se contuvo en expresar su descontento por el desempeño de su equipo. Mientras tanto, los seguidores del Barça pueden solo esperar que el equipo responda a la llamada de su entrenador y mejore su actuación en los próximos partidos.
